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¿Quién es José María Gutiérrez de Alba?
¿Desde dónde da sentido a sus representaciones?
¿Cuál es su relación con Colombia?

José María Gutiérrez de Alba, el viajero, dramaturgo, escritor, político, periodista y primer cronista español en los Estados Unidos de Colombia después de los procesos de independencia que habían marcado una lejanía con España que él intentará subsanar por medio de su viaje y las relaciones que tejería como diplomático, con su rol de promotor de la literatura española en el país, puesto que antes de venir a las Américas ya gozaba de un reconocimiento como dramaturgo y escritor en los países de habla hispana en ambos lados del océano.

En 1889 Constituido el gobierno de Prim en España a José María Gutiérrez de Alba se le asigna la tarea de venir a los Estados Unidos de Colombia con una misión confidencial de restablecer las relaciones por medio de "tratados comerciales y de propiedad literaria"(Gutierrez de Alba, tomo 1: 5) con las antiguas colonias. Dicha decisión fue motivada por una carta que escribió al Ministro de Estado Manuel Silvela, indicando que había que mejorar los vínculos de fraternidad, con los que España consideraba eran sus hijos, una preocupación constante de España por recuperar la participación y contacto con las “ex-colonias” americanas, que sentía había perdido después de los procesos de independencia y que ahora los Ingleses y franceses habían adquirido, representando en tratados comerciales que generaban beneficios económicos y geopolíticos de los cuales España no se estaba beneficiando .

El gobierno Español aprueba el proyecto de este viaje y el 6 de Enero de 1870 Gutierrez de Alba, toma el primer tren rumbo a la travesía que debía realizar para llegar a Colombia. A su llegada (22 de abril de 1870 a Santa Marta), encontró varias dinámicas relevantes del país que estaba en un federalismo radical, llamado Estados Unidos de Colombia, con el cual se buscaba mejorar la economía, (con creación de bancos y el auge del comercio exterior) la movilidad (con el ferrocarril) y la educación ( con escuelas normales) en el territorio. La implementación de este sistema se generó de manera gradual, y permitió la circulación de billetes. Estos avances en el país, generaron la idea de la transición a la modernización por medio de políticas encaminadas hacia el progreso, donde se buscaba copiar la estética y las dinámicas de las ciudades europeas bajo el ideal de ser “menos salvajes" y “más civilizados”(5) .



Para José María Gutierrez de Alba esta federación podría:
“Predisponer a los Estados para una independencia absoluta en lo futuro. Ya por la diversidad de los intereses, ya por las diferencias de carácter, ya por los abusos del poder central, se divisan con frecuencia los gérmenes de una futura disolución, consecuencia por una parte del deseo natural de conseguir una autonomía absoluta, máxime cuando la capital de la Unión, por su posición geográfica y por la dificultad y escasez de vías de comunicación, es una cabeza artificial colocada sobre un cuerpo de miembros heterogéneos.” (Gutiérrez de Alba, tomo XIII: 158-159).
“Cuerpo de miembros heterogéneos” que tanto él como las “élites criollo-mestizas”(Migniolo,2007:82) querían homogeneizar por medio de la lengua, la religión, el vestuario, entre otros, puesto que esas diferencias dividían el Estado federado entre “civilizados” y “salvajes” que estaban clasificados entre muchas otras prácticas por el vestuario “hispanizado”, el salvaje y una variedad de matices intermedios que evidenciaban la heterogeneidad a la que temían las élites, las cuales habían estado enmarcadas dentro de una idea de mestizaje, “Igualdad relativa, porque a los signos diferenciadores del poder hispánico los reemplazaron otros que, como las ideas, provenían de Inglaterra y de Francia. En la Práctica, y como lo describen repetidamente los viajeros europeos, la indumentaria de las gentes de la nueva República estaba condicionada por prejuicios raciales y diferencias sociales.” (Martinez, 1995 :131) que acompañarían la construcción del Estado federado.

En ese momento, Bogotá era el centro del poder del Estado federal al cual llegó Gutiérrez de Alba el 18 de Mayo de 1870, donde haría parte de espacios de privilegio, se relacionaría con las elites letradas, terratenientes y algunos de los principales participantes de la comisión corográfica(9) , de la cual tuvo conocimiento a los pocos días de su llegada por medio del bibliotecario nacional José María Quijano, quien compartió con él las 151 acuarelas que se habían desarrollado dentro de los materiales elaborados en el marco del proyecto político de la comisión corográfica.

Así las representaciones de Colombia y de sus habitantes construidas en el marco de la comisión serían el principal referente para sus expediciones a los Estados federales más alejados como el Caquetá en donde realizaría la descripción de la lámina que se encuentra como portada de este análisis, acompañada de una lámina de la comisión y otra de la industria de la moda nacional.

Dicha diferenciación y clasificación de los cuerpos descrita a profundidad en la ESC 4, nos recuerda el sistema taxonómico desarrollado por la comisión corográfica y las láminas que acompañan los relatos de viajes muy populares en los periódicos europeos de finales del siglo XIX en los cuales, hay unas poblaciones y “tipos” de personas que se crean o se estereotipan para que encajen en la idea de la nación, que en su momento las elites criollas y el Estado como tal querían forjar en el territorio , formas de representar que en mayor o menor medida influenciaron la obra de Gutierréz y que se hacen presentes en las láminas “Tipos Colombianos” donde representa las diversas tipologías de colombianos por medio de diferenciación de raza, género, clase, ubicación territorial y vestuario copiando incluso en algunas ocasiones las láminas de la comisión corográfica como representación de lo que él estaba viendo en los asentamientos urbanos donde se encontraban las poblaciones “civilizadas” y “en los bosques primitivos habitados por salvajes”.

Aun así, hay un hecho relevante dentro de las láminas creadas por viajeros europeos que luego eran publicadas en periódicos y revistas, y es que las ilustraciones normalmente eran hechas:



(8) En el texto las palabras “salvaje, salvajes, primitivo o civilizado” siempre serán escritas entre comillas, ya que son conceptos utilizado por José María Gutiérrez de Alba en “impresiones de un viaje a América".
(9)“El registro visual corográfico suministraría íconos y estrategias de representación que facilitarían la institución de la diferencia racial como dispositivo de gobierno durante una coyuntura histórica en la cual se puso en jaque la esclavización como estrategia de dominio. En este sentido, podría decirse que las láminas de la Comisión tenían una doble función: en primera instancia, ayudarían a estabilizar e ilustrar la diferencia racial y, por otra parte, trataría de contrarrestar —al menos simbólicamente— los logros políticos de una población que ejercía una actitud cada vez más desafiante ante las elites” (Rodriguez, 2012: 50).

Esta situación es algo distinta, en el caso de José María Gutiérrez de Alba, por que, aunque él toma láminas ya realizadas por la comisión corográfica, también crea otras en el momento de la expedición y a su vez va generando el relato de cada una. Sigue siendo la mirada de un extranjero representando al otro y su territorio, pero a diferencia de la cita anterior el si esta visitando el territorio y a partir de eso crea los imaginarios que se evidencian en el relato de “Impresiones de un viaje a América”.

En el relato de viaje “Impresiones de un viaje a América” hay un continuo contraste entre lo “salvaje” y lo “civilizado” que nos acompañará como hilo conductor en la clasificación de los cuerpos en el relato de Gutíérrez y que se puede evidenciar en las descripciones que hace de los “otros” que ve en las selvas colombianas, pues al leer algunas de las descripciones como la que se profundiza en la ESC 4 qué hace parte del tomo IX dónde dice: “Por la tarde empecé a dibujar un grupo de dos indios de la tribu de los Tamas, procedentes de las orillas del Caguán, que el sr. Cuéllar tenía a su servicio; estos indios eran hijo y padre, y usaban aún el foro y muceta, traje ordinario de los naturales antes de adoptar la cusma. se hace evidente que para él es necesario realizar un tránsito entre lo “salvaje” a lo “civilizado” puesto que cuando dice “aún” refiriéndose al uso del foro y la muceta como “ traje ordinario de los naturales antes de adoptar la cusma” (Gutiérrez de Alba, Tomo IX: 242) está evidenciando que esta última se debe adoptar como iniciación en el proceso civilizatorio de los cuerpos por medio del vestido.

Estas prácticas corporales del vestir fueron ( y siguen siendo) formas o estrategias en que se hace visible cómo se dan los procesos civilizatorios en los cuerpos y que hoy algunas imágenes de la moda nacional recrean, quizás desconociendo los contextos en los cuales estás se originaron pero repitiendo la exotización de los cuerpos y el uso de palabras como “salvaje” para referirse a las técnicas, prácticas y cultura material de pueblos históricamente racializados.


“en Europa por ilustradores y grabadores profesionales que generalmente nunca habían visitado las tierras ni conocido los grupos que representaban. Siendo el fin de estas publicaciones, apelar a la imaginación del público europeo, no es de sorprender que en la representación del otro, se recurría más a la fantasía que a la realidad de los individuos o pueblos” (Palacio, 2015 :43).